Depósito de combustible
El depósito de combustible es un recipiente para almacenar líquidos inflamables como la gasolina y el gasóleo. Este depósito consta de un recipiente que contiene la gasolina, un sistema de mangueras que transporta el material combustible y un depósito de carbón que regula los gases en el sistema de admisión de aire.
¿Qué es el depósito de combustible?
El depósito o tanque de combustible es un contenedor fabricado con las características necesarias para poder almacenar de forma segura líquidos inflamables. Estos líquidos serán usados por el motor para propulsar el vehículo.
Aunque pueden variar mucho dependiendo del fabricante y el modelo de coche al que se destine, los tanques de combustible de los coches convencionales suelen tener una capacidad de almacenamiento de entre 45 a 65 litros.
Partes de un depósito de combustible
El depósito de combustible cumple más funciones además del simple almacenamiento. Ha de ser capaz de evitar riesgos y pérdidas de líquidos, medir el nivel de combustible que tiene y bombear y dirigir este hasta el motor. Para que sea capaz de cumplir todas sus funciones, y además contar con la seguridad necesaria para aguantar colisiones u otros accidentes, este elemento del coche se compone de varias partes, que son:
- Depósito principal: tanque que contiene el combustible. Sus características dependen del fabricante, pudiendo variar en forma, material y capacidad.
- Depósito de reserva: cuando el nivel de combustible restante llega a un porcentaje determinado, el depósito lanza una señal para alertar al conductor.
- Indicador del nivel de combustible: se trata de un sistema de medición del nivel de combustible. Ha evolucionado de la boya flotante que se usaba anteriormente, hasta los sistemas de sensores que podemos encontrar en la actualidad.
- Bomba de combustible: su función es bombear el combustible hasta el inyector o el carburador.
- Filtro de combustible: elimina las impurezas que puedan encontrarse en el combustible, evitando obstrucciones.
- Sistema de mangueras: se encargan de dirigir el combustible hacia el motor.
- Tapa y orificio para repostar.
- Canister: controla los vapores, evitando que el nivel de presión se eleve.
Tipos de depósitos de combustible
Aunque existen muchos tipos de tanques de combustible, nosotros nos vamos a centrar en los cuatro más importantes:
- Metal: compuesto por láminas de acero o aluminio, su uso es habitual en automóviles, especialmente los pesados. Destacan por su capacidad para contener la emisión de gases dañinos (monóxido o dióxido de carbono, entre otros). Son los más baratos.
- De plástico o polietileno (HDPE): conocidos también como tanques de polietileno de alta densidad, son más seguros que los tanques de metal. Además de contar con mayor resistencia, los materiales que lo componen permiten que sea más ligero, haciéndolo ideal para automóviles pequeños.
- Integrado: son más habituales para aeronaves, y se sitúan generalmente en la zona de las alas.
- De vejiga: tienen forma de bolsa de goma, y se emplea en aviones. Se pueden adaptar para almacenar la mayor cantidad de combustible posible.
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