07 Febrero, 2020

Renting de coches eléctricos, todo lo que necesitas saber

El renting es una fórmula que permite acceder a un vehículo sin muchos de los inconvenientes tradicionales. Es un alquiler a largo plazo y su funcionamiento da la oportunidad de contar con un coche pudiendo cambiarlo por otro cada cierto tiempo. Por ello, el renting de coches eléctricos resulta tan interesante: se puede disfrutar de los últimos coches eléctricos llegados al mercado y cambiarlo cuando llegue la siguiente generación, sin las pérdidas económicas que supone cambiar cada poco tiempo un coche en propiedad.

Una de las ventajas del renting de coches eléctricos es el poder contar con los últimos avances en baterías. Se trata del apartado tecnológico que más evoluciona en un coche eléctrico y uno de los componentes más importantes pues de él, depende el rango de uso, los tiempos de carga e incluso una parte de las prestaciones ya que influye directamente en el peso total de todo el conjunto.

Los coches eléctricos son, como la propia denominación indica, vehículos que funcionan única y exclusivamente con electricidad. Debido al problema de la contaminación y a las diferentes normativas, tanto presentes como futuras, se han postulado como el futuro de la movilidad. Un coche eléctrico no tiene emisiones locales, es decir, no tiene un tubo de escape por el que salen restos contaminantes de una combustión y supone una importantísima ayuda para la reducción de la polución en las grandes ciudades.

No son coches totalmente ecológicos, que nadie se lleve a engaño. Se contamina muchísimo durante su fabricación, las baterías son muy tóxicas y los frenos emiten residuos durante su uso. Además, la energía eléctrica que consumen procede, en su mayoría, de quemar combustible fósil. Sin embargo, su funcionamiento libre de emisiones compensa, en parte, toda esa contaminación; están cerca de lo que se denomina como “emisiones neutras”.

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Hyundai Kona eléctrico

Ese es uno de los objetivos que se busca con el desarrollo de vehículos eléctricos, las emisiones neutras. Dicho de un modo sencillo, se trata de no emitir más de los que se puede absorber/eliminar. De esta forma se logra un equilibrio que evitaría muchos problemas como el calentamiento global, enfermedades por intoxicación (culpa de la polución) y se evitaría, en general, la degradación del medio ambiente. Es cierto que el transporte no es el único culpable de la contaminación, pero supone cerca del 20% de la misma y más del 50% de la contaminación de las grandes ciudades.

La oferta de coches eléctricos es cada día más amplia y se puede elegir desde pequeños urbanos como smart, hasta enormes SUV con más de 400 CV como los comercializados por Audi o Mercedes. La elección siempre dependerá de las necesidades, de la cantidad de cargadores disponibles cerca de nuestra residencia y, claro está, de nuestro presupuesto. No obstante, este último punto es menos influyente en el renting de coches eléctricos, pues al no ser un coche en propiedad, no es necesario obtener la cantidad total para pagarlo porque los contratos de renting de coches eléctricos suelen ser de dos años.

Tesla Model 3

El renting de coches eléctricos está especialmente indicado, para aquellos que realizan muchos desplazamientos urbanos y quieren tener siempre lo más moderno del mercado, afectando lo menos posible al medio ambiente. El renting de coches eléctricos también puede ser especialmente interesante para quienes buscan ahorrar en sus desplazamientos. Cargar las baterías de un coche eléctrico no suele superar los cuatro o cinco euros en el peor de los casos, pudiendo contar con más de 400 kilómetros de autonomía en los modelos más capaces. Algo impensable en un coche convencional. Además, los coches eléctricos funcionan al revés que un motor de combustión y circulando por ciudad es cuando ofrecen su mejor rendimiento y su menor consumo. El mejor ejemplo son los datos que publican los fabricantes, que son autonomía en ciudad y en carretera, siendo la primera fácilmente el doble que la segunda.

Los coches eléctricos cuentan con muchas ventajas respecto a sus homólogos de gasolina. Por un lado, son técnicamente más sencillos y no requieren de algunos consumibles como el aceite lubricante, los filtros de aire y combustible o la correa de distribución. Tampoco sufren desgaste por funcionamiento, como sí ocurre en un motor convencional debido a la fricción de sus diferentes componentes. Esto los hace muy fiables y además, no pierden prestaciones con los años.

Al no tener este tipo de componentes que se deben sustituir cada cierto tiempo, el mantenimiento periódico es casi nulo y por tanto, mucho más económico. Un ahorro al que debemos sumar que son los únicos vehículos que no sufren restricciones de circulación por altos niveles de contaminación, cuentan con ayudas y subvenciones, aparcan gratis en zonas de estacionamiento regulado en determinadas zonas de España e incluso descuentos en peajes.

Por otro lado, su conducción es extremadamente sencilla y agradable. No tienen marchas, ni siquiera caja de cambios, el motor apenas emite un ligero zumbido al acelerar y su funcionamiento el realmente suave. También puede ser brutal en la entrega de potencia si se trata el acelerador sin miramientos y la sensación que se siente al hacerlo es espectacular.