13 Mayo, 2019

¿Son los coches más caros que antes?

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El automóvil es un artefacto que, en ocasiones, está menospreciado. Muchos usuarios lo ven como una simple herramienta para desplazarse de un lado a otro cómodamente. Y no les falta razón, pues un vehículo es una herramienta para desplazarse, al igual que un horno sirve para cocinar y la lavadora para tener la ropa limpia. Sin embargo, la ingeniería implementada en un automóvil es muchísimo más compleja, como mayor es el número de personas que ven en el coche algo más que una simple herramienta. Estos últimos son lo más informados al respecto, como lo puede estar un fanático de la electrónica o de la política, por indicar algunos ejemplos. Situaciones en las que, si no te gusta el tema, suele faltar una base de información y formación.

Sin embargo, la gente suele quejarse más por el precio de un coche que por las tarifas de un teléfono móvil. Muchos usuarios están dispuestos a desembolsar cantidades muy elevadas por tener el último producto de Apple, que por conducir el modelo más moderno de automóvil. Las excusas son variopintas y con mayor o menor lógica, pero la sensación general que ofrecen es que los coches son cada día más caros. Y lo son, que nadie lo dude, hace 20 años un compacto costaba entre 12 y 15.000 euros y ahora, rondan entre los 16 y 22.000 euros. Pero también es cierto que nada tiene que ver un coche con 20 años y uno moderno, más allá de las cuatro ruedas, un motor que quema combustible fósil o que llevan un volante y unos pedales para su manejo.

Interiormente, aunque sean básicamente iguales, los coches han evolucionado muchísimo en multitud de apartados. Muchos de esos apartados, tales como el diseño, el desarrollo, la producción o los materiales empleados son totalmente ajenos a los usuarios, aunque claramente notables cuando se conduce un automóvil con algunos y años, para posteriormente, conducir uno moderno. Pero el hecho de ser algo invisible, repercute en un claro menosprecio, en una resta de importancia que desvirtúa y contamina la imagen y la sensación general de los conductores.

lateral focus

Los coches son más caros, pero son mejores en todo

El desarrollo de un automóvil, desde que se decide ponerlo en marcha hasta que se crean las primeras unidades rodantes (por lo general, prototipos para pruebas), puede necesitar entre dos y cuatro años. En ocasiones, según el modelo, la evolución del mercado o el éxito de ventas, pueden ser más. Durante todo ese tiempo, un elevado número de personas, desde ingenieros hasta diseñadores, pasando por los operarios de las fábricas y los responsables de marketing y ventas, trabajan en diversas ideas para crear lo que finalmente conducirán los usuarios. Un trabajo cada día más complejo por la tecnología y los avances que van apareciendo para su empleo en los coches de producción.

Con cada nueva generación que se pone a la venta, los fabricantes mejoran la producción y el tratamiento de los materiales. Los procesos de diseño computerizado permiten simular simular y obtener resultados sorprendentes, con avances en seguridad para los ocupantes, en conducción gracias a cambios en ergonomía y en la eficiencia de los motores.

Tomemos como ejemplo un Ford Focus de la primera generación, lanzado al mercado en 1998. Por entonces estaba considerado uno de los mejores compactos del mercado tanto por calidad, como por chasis, motores y equipamiento. Hoy día, con sus 4.152 milímetros de largo y sus 1.699 milímetros de ancho, estaría encuadrado en el segmento de los utilitarios junto al Ford Fiesta, modelo que actualmente está más cerca de sus medidas con 4.040 milímetros de largo y tiene una anchura de 1.735 milímetros. El nuevo Ford Focus, a modo comparativo, mide 4.378 milímetros de largo y 1.825 milímetros de ancho. Un crecimiento destacable y notable. Pero esto es sólo lo que podemos ver a simple vista, junto a los cambios en diseño.

Bajo la chapa y partiendo del Focus más sencillo, en 1998 tenía de serie dos airbags frontales, mando a distancia para las puertas, dirección asistida, elevalunas eléctrico para puertas delanteras y un lector de cassette. En opción quedaban los airbags laterales (los de cabeza ni siquiera estaban disponibles), ABS, aire acondicionado o las llantas de aleación. El precio era, con motor de gasolina, 1.600 centímetros cúbicos y 101 CV, de 12.561 euros. El Ford Fiesta de 2017, el que está actualmente a la venta, trae de serie seis airbags, aviso de cambio involuntario de carril, anclajes isofix, ABS, control de tracción y estabilidad, asistente de arranque en cuesta, asistente de frenada de emergencia, dirección asistida variable según velocidad, distribución electrónica de frenado, limitador de velocidad, ordenador de a bordo, aire acondicionado, USB, Bluetooth, pantalla a color… con el motor 1.1 Ti-VCT de 85 CV, tiene un precio de 15.245 euros según web oficial. Aunque con los diferentes descuentos y promociones, es fácil conseguirlo por poco más de 13.000 euros.

Si en lugar de tomar como referencia el Fiesta, usamos el actual Ford Focus, se aprecia todavía más la evolución. A todo el equipamiento del utilitario, el compacto americano suma el asistente de colisión frontal con frenada autónoma (frena solo si detecta un posible choque), control de crucero con limitador de velocidad inteligente, frenada automática postcolisión (frena todas las ruedas del coche para evitar que rebote y continúe avanzando sin control tras una colisión), volante multifunción, frenada de emergencia con detección de peatones, modos de conducción, reposacabezas activos (evitan el latigazo cervical en caso de golpe por detrás)m sensor de luces… equipado con uno de los motores más avanzados del mercado y con varios premios internacionales, el 1.0 EcoBoost en versión de 100 CV, tiene un precio según web oficial de 19.725 euros. Pero, al igual que el Fiesta, no es raro encontrar ofertas y promociones que bajan el precio hasta rondar los 15.000 euros. Puede que incluso menos.

lateral focus viejo

¿Sigues pensando que realmente los coches son más caros?

La diferencia, sólo tomando el equipamiento como referencia, es abismal. El Ford Focus de 1998 no podría venderse actualmente ya que debería contar con el ABS y el control de estabilidad de serie por ley, lo que encarecería el precio. Además, nadie estaría dispuesto a pagar nada por un coche sin Bluetooth, sin USB y sin automatismos como los sensores de luces. Y esto que acabas de leer es un punto importante, mucho más de lo que parece. Los usuarios reclaman ‘gadgets’ de todo tipo dejando de lado temas como el motor. Prefieren un automóvil capaz de aparcar solo a equipar un motor potente y solvente en carretera.

Además de todo esto, el Ford focus de 1998 no sería capaz de superar las pruebas de homologación actuales y por lo tanto, no podría venderse en Europa. Para poder obtener la homologación, habría que rediseñar el coche por completo, emplear nuevos aceros, plásticos y aluminios, junto con la adopción de los nuevos avances en seguridad. Algo que daría como resultado, obviamente, el nuevo Ford Focus.

Todos estos sistemas electrónicos, los asistentes a la conducción, las pantallas táctiles tan de moda (se han vuelto algo imprescindible), todos los airbags y sistemas de conectividad con el móvil y con internet no son gratis. Su coste es elevado y los fabricantes lo cobran. Si quitamos todos esos avances y tecnología, el precio de un coche moderno bajaría muchísimo, pero curiosamente, nadie lo compraría. Actualmente, los coches son como son, porque los usuarios así lo reclaman aunque todo tiene un precio. Para que ese precio no se dispare, las marcas ‘juegan’ con la calidad de los plásticos que conforman el habitáculo, con la cantidad de sensores de un sistema concreto o con las funciones disponibles. También varían la cantidad de sistemas electrónicos según modelos y acabados, ofreciendo de fábrica lo más imprescindible en las versiones básicas y dejando en opción lo más novedosos o lo menos popular. Se puede combinar cosas como el aire acondicionado o el climatizador con el navegador, con pantallas más grandes o con tapicerías y colores especiales.

Conclusión/Opinión

¿Sigues pensando que los coches modernos son más caros? Pues sí, tienes razón, los coches modernos son más caros. Pero si somos justos y comparamos unos con otros, los coches actuales pueden llegar a resultar más baratos que hace no más de 10 ó 20 años. Si tenemos en cuenta la relación calidad-equipamiento-precio, los coches modernos son muchísimo mejores. Si por el contrario miramos la relación tecnología-seguridad-precio, la diferencia es tan grande, que decir que los coches son ahora más caros es simple toducez y no querer aceptar la realidad.

Tenemos la generación de vehículos más segura y avanzada tecnológiamente nunca vista. Sirva como ejemplo que el primer coche que obtuvo cinco estrellas Euro NCAP, el Renault Laguna de 2001, logró 33,1 puntos sobre 34 puntos. Un éxito abrumador gracias a su tecnología, a su diseño y a su fabricación, pero que hoy no le permitiría obtener más de dos o tres estrellas debido a la evolución de los coches y a las exigencias de Euro NCAP. No. Los coches actuales en realidad no son más caros…