29 Junio, 2023
¿Siguen las típicas 'rancheras' siendo un buen coche familiar?
Habrá quien opine que tenemos SUV hasta en la sopa y no es para menos, dado el auge que están teniendo. De hecho, parece que cada día va a más y no habrá final hasta que un día, como ocurrió con los monovolúmenes, los gustos cambien, los usuarios comiencen a reclamar otro tipo de producto y los SUV dejen de ser interesante. Y ocurrirá, ha pasado con los coupés, pasó con los mencionados monovolúmenes y sí, les pasará a los SUV. Es ley de vida y ley del comercio. Hay estudios que demuestran que esto es así, sobre todo cuando las nuevas generaciones comiencen a vivir sus vidas fuera de casa de los padres y empiecen a elegir todo lo contrario que sus progenitores por no ser iguales a ellos.
Pero esto es otra historia que ahora no interesa, lo dejaremos para psicólogos y especialistas en estas lindes. Nosotros nos vamos a centrar en los SUV y su actual tendencia de mercado, que los ha llevado a ser el tipo de coche más vendido de España. Por un lado, atractivos no les faltan, son coches de aspecto robusto, más altos que cualquier turismo convencional y además, los fabricantes están echando el resto con unas gamas muy completas, atractivas y con opciones de personalización que, de así quererlo, pueden permitir la configuración de un coche casi único, totalmente personal. El caso es que donde hay ventajas, también hay inconvenientes, como su mayor coste de mantenimiento (seguros más caros, mayores consumos reales, neumáticos costosos de sustituir…) o los costes de adquisición ya que, de media, cualquier SUV es más caro que su homónimo turismo.
Estas cuestiones no siempre se tienen en cuenta, simplemente “me gusta ese coche y me lo compro”, para luego verse con complicaciones según la situación. Tampoco vamos a entrar en esto pues no es nuestro objetivo, vamos a intentar analizar si los SUV, que tanto gustan en nuestro país, son realmente interesantes frente a un coche al que han sustituido por completo en muchos hogares: el coche familiar. Los SUV, además de ser el “coche molón” y el coche de moda, también se ha convertido en el coche familiar que todo el mundo quiere por lo antes mencionado: aspecto robusto, son más altos (ofrece una sensación de seguridad notoria) y ofrecen algunas ventajas en cuanto a versatilidad. Pero no más que un buen monovolumen, por ejemplo, ni tienen la capacidad de carga de una carrocería familiar.
¿Son, por tanto, mejores coches familiares? Vamos a intentar comparar los dos tipos de carrocería y, dentro de nuestras posibilidades, ofrecer nuestra opinión. El hecho de poder conocer y conducir diversos modelos de automóvil, nos permite tener una visión distinta y quizá sirva de ayuda a la hora de elegir.
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Coches familiares, la alternativa de toda la vida
Los coches familiares han sido conocidos toda la vida como “rancheras” o “rubias”. Hace muchos años que dichas denominaciones no se usan, sobre todo la segunda, siendo sustituidas por “SportWagon”, “Tourer”, “State”, “StationWagon”, “Combi”, “Wagon” y muchas otros nombres que cambian según la marca e incluso el momento en el que se fabricó el modelo. Son coches que debido a su objetivo, que se centra principalmente en ser vehículos prácticos con mucho maletero, tenían un diseño muy cuadrado y, en ocasiones, poco agraciado que les granjeó el apelativo de “coche de muertos”, en relación a los coches fúnebres. No es un mote que les haya ayudado a ser más interesantes, ni tampoco que sea especialmente agradable.
Esa característica ya no existe, pues se ha evolucionado mucho en diseño y en aprovechamiento del espacio, pudiendo ofrecer diseños realmente atractivos sin que por ello se pierda practicidad. En otros casos, como por ejemplo en el Mercedes Clase A Shooting Brake, se apuesta directamente por la imagen combinada con algo más de espacio, pero sin que sea especialmente determinante. Ya no son “coches de muertos”, sino automóviles realmente interesantes.
¿Por qué? Ofrecen las características de cualquier turismo en cuanto a comportamiento en carretera, con diseños depurados e incluso deportivos, mucha capacidad de carga y soluciones prácticas para guardar objetos. Además, son coches más baratos que los SUV, su seguridad activa es mayor (centro de gravedad más bajo, mayor estabilidad, mejor comportamiento) y su coste de mantenimiento es menor, siempre comparado con un SUV. Son básicamente un turismo con más maletero, con todo lo que ello conlleva y además, existen versiones deportivas como los Audi RS6, por ejemplo, capaces de llevar a toda la familia a velocidades que meterían a cualquiera en la cárcel con las leyes actuales, no en balde, hablamos de un coche familiar con más de 600 CV capaz de superar los 300 km/h.
SUV, la nueva tendencia
Los SUV, por su parte, juegan otras bazas. Son más altos y eso, a la hora de conducir, ofrece mucha sensación de control y seguridad. Aparentemente son robustos y desprenden una imagen de ser “más coche”, algo que influye mucho a la hora de comprar un automóvil (tras el precio, su diseño es el factor más importante). Tiene un mejor acceso al habitáculo, pues asiento y marco de la puerta están más elevados, ofrece un punto más de versatilidad al poder salir a caminos y senderos donde un turismo convencional lo pasaría mal y, sobre todo, tienen un halo “aspiracional”. Es decir, son coches que aparentan mucho, y eso gusta.
Por otro lado, los SUV no arrastran esa imagen de “coche de papa” aburrido, son los vehículos de moda, son juveniles, tienen mucha tecnología (la misma, de hecho, que cualquier otro modelo) y son cómodos, muy cómodos. Las suspensiones, por su configuración, absorben muy bien los baches y los rotos de la carretera, haciendo que la sensación general a sus mandos sea muy satisfactoria. Tiene su contrapunto en forma de mayores balanceos de la carrocería en curva, pero son cosas que no todos los conductores aprecian ni dan importancia.
Esa suspensión es una de las características más apreciadas en poblado. A día de hoy, pocos municipios tienen sus calles libres de badenes, elementos destinados a controlar la velocidad de los vehículos pero que resulta realmente incómodos. El asfalto de las calles de muchos pueblos también sufre el continuo paso de coches y autobuses y no siempre está como debería y tiene agujeros, zonas con grietas y desniveles que un SUV apenas nota cuando pasa por ellos. Eso sin contar aquellos que tienen sus calles embaldosadas, que genera muy incomodidad al circular sobre ellas.
¿Y los crossover?
Bien, en este caso estamos ante una mezcla de nuestros dos tipos de coches protagonistas. Hablamos de un coche familiar sobre elevado y con protecciones plásticas como si fuera un SUV. Permiten circular por los mismos lugares que cualquier SUV gracias a tener una mayor distancia al suelo, pero en carretera su comportamiento y estabilidad es mucho mayor al contar con un centro de gravedad más cercano al suelo. Esto es algo que no todos los conductores tienen en cuenta, pero como apunte a modo de ejemplo, los ‘superdeportivos’ capaces de superar los 300 km/h no van rozando el suelo por estética, sino por estabilidad y por aerodinámica.
El mercado de los crossover es muy amplio y cada día hay más opciones donde elegir. Son más baratos que un SUV y tienen una imagen muy aventurera y en algunos casos, realmente atractiva.
Conclusión/opinión
¿Siguen las típicas 'rancheras' siendo un buen coche familiar? Sí, claro que lo son, pero los gustos cambian y las percepciones de cada conductor son diferentes. Si me viera en la necesidad de elegir entre los tipos de coche que aquí se mencionan, tengo claro que el SUV queda descartado. Para empezar, me gusta mucho conducir y me gusta ir cerca del suelo. Tampoco hago demasiadas escapadas fuera del asfalto, aunque cuando he tenido un SUV o un crossover para probar reconozco que no he podido evitarlo y ha sido genial. El tema precio también influye, al igual que el coste de los neumáticos y del seguro.
Yo lo tengo claro, elegiría un crossover. Tienes esa sensación de coche robusto como en un SUV, un aspecto ‘molón’ e incluso algo macarra y el comportamiento en carretera de un turismo convencional pudiendo salir a pistas de tierra sin miedo a golpear por debajo. Son más baratos, más fáciles de mantener económicamente hablando y por si fuera poco, no son tan populares como un SUV y por lo tanto, son menos interesantes para ladrones y más exclusivos al verse menos unidades por las calles.
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